La Eclosión de la Chusma

Chusma hedionda, feroz marabunta, despreciable linaje de vándalos y hunos, que por donde os asomáis no vuelve a crecer lo exquisito.
Basta con ir a vuestros barrios para ver con espanto como cuidáis vuestras plazas, calles, edificios, jardines, canchas, colegios...
Chusma masa, masa chusma que votáis a los vuestros, a los ladrones con corbata y a los enajenados predicadores de la comuna. Chusma que hacéis sentir vuestro peso en las mil encuestas y así expandís vuestro mal gusto. Chusma miserable que solo tenéis una tradición, el alcohol y las drogas. Chusma irresponsable, malos trabajadores y conflictivos. Mamones del Estado que os gusta vivir en la mierda, que odiáis todo lo que no sea vuestra basura y por ello lo destruís. Delincuentes haraganes, canallas que os repugna el respeto, el orden y la belleza, el trabajo bien hecho y la honestidad.

Los Brutos

La actitud cívica democrática es un punto de un proceso mental que se ha alcanzado tras haber despojado generación tras generación el bruto.
Por ello, y como todo proceso de maduración, este punto es imposible encontrarlo antes, e inútil intentar hacer que los que carecen de la maduración necesaria se comporten como tales.
El convertir al salvaje tras unas sesiones en un comedor de alta cuna es una bobada de ingenuos que confunden una pose pasajera con el profundo arraigo.
La convivencia en libertad es asumir una responsabilidad, la sana conducta en el ejercicio de la libertad individual que tiene fronteras, la ley, y los derechos y la libertad del otro.
Cómo se puede por tanto equiparar culturas, pueblos que no han madurado con culturas evolucionadas. Y que se pongan como se pongan, no son equivalentes. Basta con ver como resuelven sus conflictos y se notará si son brutos o refinados.
Lamentablemente, también el proceso de maduración es desigual entre las gentes de un mismo pueblo, y ello produce diferencias de perspectiva de la realidad social y posibles soluciones. Para unos hay miedo, pánico, terror, a la libertad y se escudan en el nacionalismo, el intervencionismo y la censura. Solamente así pueden vivir al tener controlados los movimientos del otro que de otra manera les dejaría trastornados al no saber encajar los movimientos aleatorios en el ejercicio de la libertad individual.
Los parásitos del Estado se distribuyen buscando el sueldo fijo sobretodo por las escuelas públicas desde donde con sus arengas instruyen a los pupilos en dogmas naziecologistas, nacionalistas y sectarios. Estos elementos son los que han estado deformando a millares de jóvenes en lugar de formarles. Acaso hay alguna sorpresa en que estos niños voten nacionalismo ecologista y copen ayuntamientos con sus mentores. Estos parásitos son los que desde su puesto fijo y su sueldo subido a base de huelgas piden que se regule cuándo se puede o no se puede instalar una empresa privada, cuándo se puede o no hacer una carretera, cuánto se puede consumir. Estos parásitos que viven de los impuestos quieren más impuestos para sus despropósitos. Un Estado no puede estar infestado por los enemigos de la libertad.
El nacionalismo, el naziecologismo, el fundamentalismo y el totalitarismo son una infamia que fluye, de los brutos.

Democracia y Mafia

La llamada democracia moderna parece haber perdido el rumbo y se ha consagrado como un Neofeudalismo mafioso con huestes de una actitud sectaria inconfundible que son el sector apoyo militante y con los ignorantes mediatizados que nutren el sector simpatizante. En la Partitocracia, mezcla de secta y mafia con líderes de clanes que se disputan las parcelas de poder político y económico, no cabe el bien común, sino el beneficio a los miembros y partidarios de la secta, beneficio divulgado estratégicamente como de interés común.
En este sistema, las luchas intestinas entre bandas se saldan con el pacto de reconocimiento de territorios y el pago de tributos, cuando no ha sido posible el aniquilamiento del adversario.
Este orden de las cosas subvertido hace que lo inmoral sea algo relativo, justificable, aceptable. Algo necesario para evitar un mal mayor o para conseguir un propósito bondadoso. Así se acepta, que la propaganda sea la información, que el aparato judicial esté al servicio de los intereses del gobierno, que se pacte con insurgentes como acuerdo final entre bandas que solo buscan la paz. La paz de las bandas.
Así, y solamente así, se puede comprender que el político que vende políticas de seguridad sea el mismo que amenaza al tendero con los fontaneros del Estado, que el político honesto sea comisionista, que se hagan leyes a medida, que se trafique sin pudor con la anuencia de la autoridad. Y que la autoridad sea juez y parte en los procesos de fiscalización.
Cuando no hay referentes morales y abunda la mentalidad sectaria, toda atrocidad es posible, y un pueblo que permita esta degeneración es un pueblo que ha perdido el norte.