Francia y el Velo, Inglaterra se lo piensa

Barrer y meter la mugre bajo la alfombra es una práctica desaconsejable ya que trata de solucionar un problema escondiendo el problema.
Los efectos visuales no dejan de ser puro maquillaje que pasadas unas horas cae dejando a descubierto la cruda realidad que no se ha querido o sabido afrontar con determinación, entereza e inteligencia.
La prohibición de usar símbolos religiosos en los colegios como medida cautelar es ridícula y absurda, y más cuando buena parte de colegios son administrados por instituciones religiosas y tratar de hacer distinciones entre colegios laicos y religiosos para aplicar o no la prohibición es patético.
Los signos como mensajes para evidenciar la pertenencia a determinada adscripción, grupo, tribu son una forma de comunicación y censurar los signos es coartar la libertad de expresión y de seguro que colisiona con los derechos fundamentales amparados por la constitución.
Proponer maquillar la sociedad como respuesta ante el hecho contundente de que se han colado por la puerta de servicio aspectos culturales que son definitivamente incompatibles con la legislación moderna, tales como los derechos de la mujer que todavía les son negados a las practicantes de estas culturas atrasadas que no han evolucionado a la par que la civilización occidental, es de irresponsables.
Es patético que para disimular una ordenanza pensada para un determinado grupo se aplique la misma a todos para no ofender sensibilidades.

Con la legislación en la mano se ha podido ilegalizar corrientes políticas, sectas, grupos y demás que se han extralimitado saltándose las normas de convivencia y legales.

¡Qué remilgo hay para aplicar la legislación a fundamentalismos religiosos y sus seguidores, pues!