El Botín
Para hacerse de un capital si se pide un préstamo al banco luego hay que devolverlo con intereses, lo cual es un fastidio. Por eso resulta más conveniente cogerlo de los impuestos. Esta es la doctrina de los políticos. Los impuestos están para forrarse y para dar forraje.
El arte de hacer desaparecer los impuestos tiene profundas raíces en el ilusionismo y en el carterista. El pueblo se cree una trola y mientras tanto embobado por arte de birlibirloque le roban la cartera.
Tomar el dinero de los impuestos para comprar votos es cerrar el círculo vicioso de los ladrones de impuestos ya que los unos se apoyan en los otros en una relación de dependencia simbiótica que se eterniza por la conveniencia de ambas partes.
Las subvenciones, las ayudas, y otras formas de dar el dinero público con fines interesados, no son otra cosa que comprar votos para mantener una clientela que mantenga el chiringuito.
Hay que bajar los impuestos al mínimo. Porque cuando la bolsa es escasa y la justicia se escribe con mayúsculas, se evita que los ladrones se disfracen de políticos.
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