La Gran Patraña

El poder judicial, ha quedado demostrado, es una sucursal del poder ejecutivo. Con lo cual una pata del sistema que debe asegurar por su imparcialidad el equilibrio de poder y la defensa ante los abusos, no solo cojea sino que tiene los dados cargados. El ejecutivo no es elegido por el pueblo sino por la mayoría parlamentaria, es decir el ejecutivo es una emanación del legislativo. Así, tenemos un legislativo que pone al gobierno y un gobierno que pone los tribunales y manda a los fiscales. Es decir, el pueblo no vota ejecutivo, vota parlamentarios que se transmutan y conforman el poder único sin control efectivo por parte de la oposición por el bloqueo de las iniciativas desde el mismo gobierno en todas las instancias. No hace falta asentir que Montesquieu ha muerto, es que se han sentado encima de su tumba para evitar por si resucita que se asome por aquí. Es la desvergüenza de los recién llegados a la democracia después de años de dictaduras, vender como democracia una zafia dictablanda de mayorías absolutas propias o en coalición, con listas cerradas y defender las virtudes del sistema con elaboradas elucubraciones basadas en el embuste permanente.
La democracia queda demostrado, es un sistema de solera, no algo que se improvise en dos días tras una dictadura de medio siglo. De esta manera lo que tenemos en marcha no es otra cosa que la inercia de los modos y conductas del régimen anterior y un nombre nuevo para un sistema político que no se corresponde con su esencia en la práctica.

Eso sí, el pueblo tan contento, como no conocen otra democracia creen que el sistema que tienen es el verdadero y no una patraña.