Eran las cuatro de la madrugada, Pedro estaba preparado, lo vendrían a buscar, como se haría con unos cuantos más, para quitarlo de la diana.
La operación la conocería la opinión pública como giro y endurecimiento. Pedro y sus compañeros, habían apostado fuerte ante la militancia con su tesis, pero necesitaban hechos. La lentitud, tibieza y parálisis en las respuestas fue minando la credibilidad de los medio convencidos y fue la oportunidad para que los intransigentes subieran el listón y echaran un pulso a Pedro y sus compañeros. Pedro se explicó alto y claro a los interlocutores y exigió movimientos en el tablero que les permitieran convencer. El listón era ya muy alto, y no se llegaría a ese nivel. Aunque se actuaría de inmediato en lo que ya se había acordado. Pedro advirtió, que serían desplazados si la respuesta era esa, que así no podrían contentar ni convencer.
Eran las cuatro de la madrugada, Pedro estaba preparado, lo vendrían a buscar, como se haría con unos cuantos más, para quitarlo de la diana.
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