Los Hombres Z
La explosiva personalidad de un armario-residente autorreprimido puede dar muchos disgustos. Conocida por los criminalistas como la clásica impronta pasional morbosa y sádica que les conduce siempre al mismo perfil.
Edgar Hoover y sus émulos se han armado de expedientes secretos, obtenidos ilegalmente de cuanto personaje han creído susceptible de "guardarle algo" por si hiciera falta convencerle de lo contrario o convencerle de que sería oportuno hacer tal o cual cosa.
No estamos hablando de dictaduras, estamos hablando de sistemas libres y democráticos en los que fuerzas del Estado se dedican a recopilar información sensible de políticos, empresarios, artistas, gentes de vida pública y también de vida particular, para ser empleada eventualmente en chantajes.
El lechero ya no es garantía de libertad, tal vez nunca lo fue.
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