miércoles, junio 06, 2007

El Idiota



Habíase una vez un pacificador iluminado que estaba poseído por un malvado razonamiento infantiloide. Así pensaba y así se lo guisaba, mientras jugaba a dar órdenes a la siniestra para cumplir sin rechistar sus deseos de igualdad y paz en el universo. Comenzó igualando hacia abajo para eliminar la discriminación por razón de inteligencia y luego nos igualó a todos con los simios como gesto glorioso. La capacidad mental se abolió por ley como requisito para un cargo y se dió paso al cargo genital. Los puestos se distribuirían, como mayor adelanto en la historia de la humanidad, según la condición sexual. La gónadacracia.
Un día pensó, a su manera, claro, que el método para acabar con los asesinos era el diálogo por encima de juicios y prejuicios. Y se puso manos a la obra. Atiborrado de obstinación, le producía gran regocijo el solo pensar en el pronto reconocimiento mundial a su gesto y su obra. Fue así que ordenó sentarse con una banda de criminales para convencerles que depusieran su actitud violenta y se pasaran a la partitocracia con sus propuestas. Claro, los de la banda hacían números y comentaban entre ellos, si tuvieramos la mayoría no nos habría hecho falta ni media pistola, es por eso que usamos pistolas porque de otra manera cómo nos vamos a imponer, seríamos un grupillo marginal más. Pero no se lo digas al enviado del pacificador y aprovechamos para desplumarles, decían los de la banda. El pacificador lleno de orgullo comenzó a soltar lo que pedían los bandidos como muestra de buena voluntad. El mundo entero, asombrado, no pensaba en otra cosa, el pacificador tenía que tener un as muy gordo en la manga, seguro que había infiltrado un topo en la dirección de la banda y que de manera genial así conseguiría desarmar y disolver a un grupo de asesinos desde dentro.
Pasaron los días y el mundo, extrañado, veía que el pacificador jugaba a otra cosa. Parecía que la brillante jugada que tenía en la manga no era otra que darle a los terroristas todo lo que exigían a cambio de dejar de asesinar. Así, si ya tenían lo que buscaban, no habría motivo para ser terroristas y se habría conseguido insertarles en la sociedad civil democrática y viva la paz.

Queridos niños, este cuento nunca ocurrió, porque no existe pueblo tan idiota en el mundo que ponga al mando de un país a tan genial pacificador.

Para los que dicen que el diálogo resuelve disputas con criminales, que visiten Auschwitz.

Copyright ©Todos los derechos reservados y protegidos por la ley de la Propiedad Intelectual de Espana en todo el mundo.

Sin perjuicio de lo anterior, se autoriza a publicar i­ntegro, ( prohibiendose expresamente cualquier alteracion y/o modificacion), cualquier articulo aqui­ publicado, obligandose a citar al autor y su procedencia y comunicar al autor el hecho, por e-mail. llapis2004

 

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