Ganaderías
La Tatuada
Ella, toda ella indecorosamente decorada dejaba entrever que tenía otros, los más íntimos que serían para descubrir en ocasiones especiales.
Ella, toda ella fue a que la estigmatizaran. Nada dijo mientras la golpeaba con tintas su cuerpo desnudo un desconocido.
Acaso un leve ¡ay!
Ella, todas ellas, miles de ellas, marcadas voluntariamente porque alguien dijo que era moda. Y cuando pase de moda estarán caducas, vetustas con sus desagraciados tribales pintarrajos. Octogenarias con sus recuerdos imborrables de un acto de exaltación del individualismo y rebeldía para ser igual, idénticas a millares. La pertenencia a la ganadería de las Tatoo, las hizo sentirse maravillosas. Ahora solo falta que a otras se les ocurra atravesarse la lengua o sus partes con agujas como una ornamental señal de liberación, que las dignifique y las haga sentir distintas, todas iguales.
Ánimo beldades, todavía quedan ideas increíbles por copiar de la Edad de Piedra.
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