Vacaciones
Buscaba diversión, pero quería decir, dar rienda suelta a los instintos básicos. Su plan era inconfesable, y lo mal disimulaba con un exabrupto cuando sentía que la interrogaban en su familia.
Los chulos de discoteca y profesionales de la delincuencia estaban a la espera de la llegada de nueva horneada de adolescentas casi vestidas y repintadas.
Las casadas con anillo y solteras con novio iban en la misma ruta, todas en disputa por el mejor dotado alegrador de la noche.
Los catadores, duchos en experiencias similares, ofrecían gratis a sus meriendas el líquido quitavelos que en un abrir y cerrar de garganta parecía desmelenar a la más estrecha.
La cara oculta gobernada por las hormonas, la personalidad sin frenos, despojada de la coraza de la represión cultural y familiar, experimentaba el frenesí y el éxtasis por quien tenía la clave de su conversión al mundo de los sentidos.
Los cuernos crecían a distancia al tiempo que las bragas sucumbían, abandonadas, olvidadas.
Sin testigos, acaso cómplices, todas callaron al volver.
Hay que guardar las apariencias, y a disimular otra vez.
1 Comments:
"Disimular otra vez", exacto.
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