viernes, diciembre 29, 2006

La Borracha



Cuando estaba sobria era insoportable hasta para ella misma.
La habían educado en el seno de una familia opresora e hipócrita.
Toda relación más allá del saludo le parecía un exceso al que había que controlar.
Se reprimía y se castigaba. Culpaba a los demás por sentirse sucia cuando alguien se interesaba algo más por ella.
A la hora de salir, latente estaba a la espera de turno su alter ego. Cuando la invitaban a tomar unas copas llegaba la liberación, la magia de la desinhibición. Copa tras copa iba cambiando por completo, se transformaba en otra persona. Despojada de atavismos y prejuicios se lanzaba como una hambrienta sobre sus presas y de manera descarada se insinuaba incluso al camarero.
Tras la noche y la resaca, volvía a ser ella, volvía con sus demonios y miserias. Volvía a su enfermiza realidad.

No le digas nada, está sobria y muerde.

Copyright ©Todos los derechos reservados y protegidos por la ley de la Propiedad Intelectual de Espana en todo el mundo.

Sin perjuicio de lo anterior, se autoriza a publicar i­ntegro, ( prohibiendose expresamente cualquier alteracion y/o modificacion), cualquier articulo aqui­ publicado, obligandose a citar al autor y su procedencia y comunicar al autor el hecho, por e-mail. llapis2004

 

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