martes, diciembre 13, 2005

Títulos y Titulados


La extraordinaria profesora Gigi, meditaba sobre un hecho que le había conmovido de manera especial, una situación amarga tras dos sucesos inconexos que le llevaron a la decepción primero, a la furia contenida y al nerviosismo e impotencia. Cuando por un olvido regresó de improviso, a la secretaría de la Universidad Central y se encontró a una funcionaria haciendo fotocopias de las preguntas del examen de fin de curso, que se había dejado traspapelada en la carpeta de clase. Se dirigió a la funcionaria y le espetó, -¿Qué haces?- a lo cual respondió, - fotocopiar la hoja de asistencia, como siempre.- Gigi, nerviosa, salió sin decir más de esa sala y se fue camino de la oficina del Rector con la intención de denunciar el hecho, cuando al girar por el pasillo oyó voces, distinguiendo la del Rector que hablaba con soltura a las puertas de la oficina sobre un alumno. Gigi se detuvo y dio marcha atrás, así sin ser vista pudo oír como el padre de un alumno le agradecía el detalle con su hijo y le invitaba a su finca el fin de semana. Gigi, se aproximó poco a poco y el rector ya despidiéndose, saludó a Gigi y ella le explicó los motivos de su presencia, haciéndola pasar a su despacho. Gigi, le contó lo sucedido con detalle y le solicitó la apertura de un expediente a la funcionaria. A lo cual el Rector muy contrariado dijo que le parecía imposible de esa persona y que se debería a un error de interpretación de lo visto cuando según explicó se trataba de una labor habitual tras la entrega de carpetas de clase por parte de los profesores. Gigi, desmejorada, no daba crédito, le parecía que le querían decir que todo lo visto era mala fe de ella en su interpretación de los hechos, hechos normales y habituales que ella en un estado depresivo había manipulado para implicar en hechos falsos a gente de probada solvencia moral. El Rector le dijo que era mejor olvidar el asunto por esta vez y que esperaba que fuera la última ocasión ya que de lo contrario sería despedida por su dudosa estabilidad emocional. Gigi, se fue hundida, salió del centro camino de su casa y se encontró con una compañera de universidad que hacía años que no veía, la invitó a un café y aceptó. Le explicó que estaba por las mañanas dando clases en la Universidad Autónoma y que por las tardes daba clase en una academia que habían formado con otros profesores. La invitó a visitarla y le dejó la puerta abierta a colaborar. Gigi, se presentó una tarde y se encontró que salía del despacho de su amiga, la funcionaria.

Copyright ©Todos los derechos reservados y protegidos por la ley de la Propiedad Intelectual de Espana en todo el mundo.

Sin perjuicio de lo anterior, se autoriza a publicar i­ntegro, ( prohibiendose expresamente cualquier alteracion y/o modificacion), cualquier articulo aqui­ publicado, obligandose a citar al autor y su procedencia y comunicar al autor el hecho, por e-mail. llapis2004

 

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