El Consejo del Dios MK

La inteligente y hermosa profesora Gigi me había puesto tras la pista, cuando me comentó que le parecía extraño que un presidente con una escasa formación intelectual y escasa inteligencia fuera el que tomara decisiones tan importantes aunque estuviera asesorado por una pléyade de lumbreras.
Fue en la biblioteca, mientras estaba en la estantería, alguien dejó una nota en la mesa que estaba ocupando, para mi sorpresa, en el escrito se me invitaba a un café a las cinco de la tarde en la taberna de la Oca. Al llegar allí, había un público variopinto que charlaba animadamente. Tomé asiento y en voz alta pedí un café al camarero que serpenteaba por entre las mesas. Al poco tiempo de estar en ese ambiente se me acercó un pelirrojo y me preguntó si venía a la conferencia de alétheia, le dije que había sido invitado de una forma extraña y que había venido por curiosidad para ver de qué se trataba. En eso, se levanta una dama que observaba con atenta mirada a todos los reunidos y pide silencio, para dar la palabra a un señor con un abrigo enorme y de unos ochenta años de edad. Tras las presentaciones, comienza un relato del cual dijo que un testigo se lo había confiado para que lo divulgara en círculos de confianza. El anciano con voz firme, ante un auditorio expectante, bajo una niebla de humo de tabaco y tenue luz, contaba que el presidente salía varias veces de la sala en la cual se reunía con los asesores de seguridad, para hablar con Dios, para pedirle consejo sobre a cuál de los asesores le tenía que dar la razón en cada momento y aprobar la política correcta. El auditorio murmuraba, tras la frase, el anciano levantando algo más la voz, soltó lo siguiente, el presidente habla con Dios a solas. Pero se trata del programa MK-ultra, al presidente se le implantó un chip por medio del cual le transmiten órdenes y él piensa que le habla Dios. El auditorio volvió a los murmullos y se desató la polémica entre participantes y conferenciante sobre el estado mental de éste último. Yo volví a la biblioteca tras ese episodio y me enfrasqué en el libro que tenía por acabar.