Niños occidentales financian el terrorismo
Siempre me quejo de vivir en un lugar donde no hay libertad de comercio. El horario y las licencias están restringidos para defender los intereses de los ya instalados y que no prestan servicio público sino que tienen el monopolio de la oferta, otorgado por los políticos, para enriquecerse y apoyar económicamente a esos políticos.
El disparate es tal que cuando los propios dependientes de comercio salen de sus lugares de trabajo, no tienen adónde ir a comprar porque todos cierran a la misma hora y todos salen de vacaciones el mismo mes.
Los consumidores se quedan con el dinero en el bolsillo y miles de puestos de trabajo sin crear.
Si lo que busca un domingo por la tarde es una aspirina, ya puede ir a dar vueltas hasta encontrar una farmacia de guardia. Si lo que quiere es una barra de pan, mejor que se vaya a una gasolinera con tienda a buscarla.
Niños de trece, catorce, quince o más años, tienen a su disposición a todas horas la droga que necesiten.
Las madres, padres, abuelos, tíos y demás parientes, llenan los bolsillos de estos precoces compradores de droga. Caso marginal, por su número, son los delincuentes adolescentes que roban para comprar droga. Es decir, el 95% de los compradores no son delincuentes habituales.
La droga que llega a las manos de estos drogadictos adolescentes ha sido puesta en el mercado por distintas organizaciones criminales. Entre ellas, organizaciones terroristas que se financian vendiendo droga a los adolescentes y demás drogadictos occidentales.
1 Comments:
La caja B de las organizaciones secretas
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