La crisis de la familia, un bombardeo a la sociedad.

En la tensión familia sociedad, el sistema de trabajo ha generado la desintegración de la familia.
La sociedad comercial de compra y venta ha transformado los valores de las personas y les ha puesto precio. Las personas son útiles mientras sean capaces en su rol dual, productor-consumidor, de generar dividendos en beneficio de sus familiares. La dualidad productor-consumidor de las personas hace que su utilidad social se haya cambiado por su vida útil y se mida en su capacidad para producir unidades de producto/tiempo y en su capacidad de compra. Menospreciando los valores humanos de convivencia y de asistencia en el grupo familiar, que resultan mermados e inoperantes por el modelo de familia impuesto por el sistema de trabajo. Así las personas han intentado sustituir al patriarca por el Estado y traspasado a éste funciones propias del grupo familiar como la definición de roles, la socialización, la transmisión de valores . Creándose modelos de conducta ficticios en las relaciones de pareja y paterno filiales en donde hay carencias de comunicación, confusión en la sexualidad y ninguna tradición.
No es de extrañar que no funcione, que sea la desintegración familiar un problema en alza y que sus miembros más desamparados busquen sustitutos en pandillas, sectas, drogas, alcohol, etc, y que los adultos busquen en el consumismo su idolatría y que los mayores al perder la condición de utilidad estén botando de casa en casa, almacenados en un asilo o sencillamente abandonados.
Los experimentos de modelos familiares, surgidos por conflictos de diverso índole, no son más que un paso traumático por la vida familiar y un desembarco conflictivo en sociedad.