domingo, octubre 09, 2005

El barrendero lenguaraz y las furgonetas


Por mucho que limpies

Un otoñal Madrid de fría madrugada ofrecía calles casi vacías que dejaban libre paso a los, ya a esas horas, pocos trasnochadores que se confundían entre los empleados del ayuntamiento que se empeñaban en dejar impolutas calles y aceras. Uno de ellos, no paraba de hablar, le habían encargado enseñar, en su primera noche de trabajo, el oficio a un recién incorporado. Y mas que explicar la rutina y los trucos se dedicó en una exposición de verborrea a relatarle la vida y obras del vecindario mientras limpiaban acera tras acera. Transcurridas ya varias horas de trabajo y cuando llegaron a la calle Novelas esquina de Nápoles el elocuente maestro detuvo la marcha de su pupilo junto a una farola y le dijo: -espera, ya casi es la hora-. ¡La hora de qué!,- contestó intrigado -
La hora de la furgoneta del repartidor, la verás de lunes a viernes puntualmente aparecer cargar y desaparecer. El novato, no parecía inmutarse, le parecía lo más normal del mundo que en Madrid hubiera a esas horas furgonetas de reparto. En eso, vieron aproximarse una, y que rápidamente entró en el parking del edificio situado frente a ellos. Las luces de las plantas tercera y cuarta se apagaron y la puerta del parking volvía a abrirse. El barrendero con los ojos casi desorbitados y mirando fijamente al aprendiz, le dijo: -observa atentamente, se trata de la furgoneta del reparto de tertulianos -
Los reparten por todas la tertulias, les han tenido aquí toda la noche para darles las consignas y para darles los contra-argumentos. Los he reconocido en la televisión y adivino sus rostros en la radio. Unos son periodistas independientes, otros catedráticos, otros economistas, incluso los hay hasta artistas.
¡Mira allí !, esa es la furgoneta que se lleva los de la calle Nápoles.
¡Sabes una cosa!, una vez vine un fin de semana a observar, me quedé toda la tarde y no vi nada. Decidí no volver a perder más mi tiempo y, ya camino de vuelta, al pasar por el barrio de embajadores, vi una furgoneta a la cual subían unos tipos vestidos de operadores de antena, llevaban un sobre, salían de una estación y les seguí hasta la fundación Pantallas Gato.
El pupilo, no entendía nada, y mientras más escuchaba más pensaba que su mentor estaba chalado. Pero, para no ofender al dedicado charlatán, le preguntó: ¿ Qué es eso de la fundación Pantallas Gato ?
¡Mira!,- le respondió-, es una ONG que ayuda económicamente a los medios que difunden la libertad y propagan ideas de la novelista Virginia Langley.
El novato, con cara de incredulidad, le contestó:
- ¡Bueno, y a qué hora nos tomamos el bocadillo y un buen café con leche! -

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo pago anuncios para que compren mi producto.

domingo, octubre 09, 2005 1:15:00 p. m.  

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Copyright ©Todos los derechos reservados y protegidos por la ley de la Propiedad Intelectual de Espana en todo el mundo.

Sin perjuicio de lo anterior, se autoriza a publicar i­ntegro, ( prohibiendose expresamente cualquier alteracion y/o modificacion), cualquier articulo aqui­ publicado, obligandose a citar al autor y su procedencia y comunicar al autor el hecho, por e-mail. llapis2004

 

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